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El método comparativo (de la comparación o contrastación) 
consiste en poner dos o más fenómenos, uno al lado del otro, para establecer sus similitudes y diferencias y de ello sacar conclusiones que definan un problema o que establezcan caminos futuros para mejorar el conocimiento de algo. 



La utilización del método comparativo requiere, al igual que
cualquier otro método de análisis empírico, una serie de decisiones previas referidas al diseño de investigación.

Sólo tenemos una manera de demostrar que un fenómeno 
es causa de otro; es comparar los casos en que están simultáneamente presentes o ausentes y buscar si las variaciones que presentan en estas diferentes combinaciones de circunstancias prueban que uno depende del otro. Cuando pueden producirse artificialmente, según el deseo del observador, el método es de experimentación propiamente dicha.

Las características culturales de cierta población pueden ser

contrastadas con las de otra, haciendo resaltar la incidencia de los procesos productivos, su historia o su geografía en la formación de su cultura (cultura mixteca versus cultura tolteca, por ejemplo).

El método comparativo se presta para ser combinado con metodologías observacionales y de descubrimiento mediante la problematización de temas variados.



Artículo por: Misael Torres Sánchez.

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